Home

Opinión

Artículo

Almirante-David-René-Moreno-Moreno

Opinión

Gobierno ilegítimo

Parece que quien dirige al país lo odia, incita a odiarlo y se odia a sí mismo.

David René Moreno Moreno
7 de mayo de 2024

“La bandera del M19 no se guarda, no se esconde, se levanta (…)”, menciona el jefe de gobierno, haciendo política y apología al delito en la plaza pública el pasado 1 de mayo. Esto indica que esa organización criminal, que fue objeto de indulto por parte del Estado y que –se supone– ha debido desaparecer al perdonarle todos sus delitos atroces, está viva. Parece que en la cabeza del poder ejecutivo tiene a su máximo dirigente, quien, con su discurso sectario y lleno de odio, busca generar una guerra civil, disfrazándola de estallido social.

La amenaza de que “el pueblo recuperará la democracia” si no le aprueban sus propuestas para afectar la salud, el sistema pensional, el sistema laboral, es una muestra inequívoca de la incitación a la violencia y al enfrentamiento entre quienes no quieren ganarse el sustento con su propio esfuerzo y creen que todo se lo merecen, porque les han prometido quitarles a los que han trabajado, generado empleo, riqueza y bienestar, para repartirlos entre quienes están siendo comprados con los subsidios que se promueven como una herramienta para lograr la paz, pero que lo único que buscan es convertirlos en rémoras y comprar sus votos en las próximas elecciones.

Es claro que todo lo que hace o dice el actual inquilino de la Casa de Nariño está perfectamente ligado con los funestos planes de la izquierda recalcitrante para permanecer en el poder; romper relaciones con el Estado de Israel, además de otorgarle réditos frente los ‘chicos malos’, tanto a nivel nacional como internacional, le permite destacarse entre los jefes de gobierno del área vecinal, con los cuales comparte la ideología del socialismo del siglo XXI. Pero su mayor logro parece ser arrasar con las capacidades de la fuerza pública, posiblemente, para potencializar a los grupos delincuenciales y convertirlos en el ‘ejército del pueblo’ que defenderá a la dictadura del proletariado.

Los nefastos resultados del Gobierno se pueden palpar en el incremento del desempleo (11,3 % en marzo), el cierre de empresas, el incremento de la migración de colombianos, la corrupción y los chanchullos que roban los recursos del Estado, los escándalos alrededor del Gobierno que generan desconfianza e incertidumbre, la inseguridad que afecta sin misericordia a la población, las cortinas de humo que tratan de distraer la atención frente a nuevos escándalos, la permanente ‘victimización’ del jefe de gobierno y su odio hacia la ‘oligarquía’, la mentira y la calumnia a flor de labios para desprestigiar otros gobiernos y ganar popularidad entre sus seguidores, como el caso de afirmar que “a 70 jóvenes les sacaron los ojos” o que “6.402 jóvenes fueron fusilados por el Estado”. Ojalá los expresidentes se pronuncien ante las cortes internacionales para aclarar y desmentir.

El artículo 188 de la Constitución, la que quiere reemplazar el jefe de gobierno, establece que “el presidente de la República simboliza la unidad nacional y, al jurar el cumplimiento de la Constitución y las leyes, se obliga a garantizar los derechos y libertades de todos los colombianos”. Pero parece que Petro solo gobierna para una porción de nacionales que están de acuerdo con su ideología izquierdista. Lo paradójico está en definir si a la cabeza del Gobierno está un presidente o un agitador político que se pasa por encima de las leyes y quiere perjudicar a la población. Quienes votaron a su favor, por convicción o ignorancia, lo hicieron para que gobernara, no para que destruyera al país.

Los sindicatos que obligaron a su gente a marchar el pasado 1 de mayo y quienes recibieron para su billetera ‘la figura de Gabo o de Lleras’ no son la representación de la actual mayoría del pueblo colombiano y no pueden ser usados como base para justificar una constituyente, porque esta acción de estilo dictatorial, además de generar un rechazo total, puede producir una respuesta por parte de los industriales, empresarios, agricultores, ganaderos, empleados, sistema financiero y demás, que paralizaría totalmente al país.

Muchos de los sindicalizados no se dan cuenta de que están siendo utilizados para beneficio económico y político de quienes los dirigen y que, con sus acciones, le están dando la ‘patada a la lonchera’, pues, con el cierre de empresas por culpa de las decisiones erradas del Gobierno, se quedarán con hambre y sin empleo. En la Plaza de Bolívar, además del monólogo del jefe de gobierno, solo se percibió el “ave Cesar, tus siervos ‘progres’ te escuchan”, que tanto le gusta oír a quien se apoderó de la tarima de los trabajadores.

Lo que se ha visto en 21 meses de la gestión zurda indica que estamos frente a un gobierno inepto, que crea innumerables desastres y se enfrasca en tratar de disimular los entuertos, en lugar de buscar la prosperidad del país. El jefe de gobierno no simboliza la unidad nacional, se preocupa por favorecer a quienes están al margen de la ley y generar odios viscerales entre la población, tratando de polarizarla. Asimismo, ‘apadrina el resurgimiento’ de organizaciones delictivas indultadas. Por su parte, la fórmula ‘vice’ continúa apoyando la violencia y la destrucción causada por posibles desadaptados sociales, mencionando: “Somos y seguimos en la primera línea por la lucha, la reivindicación de los derechos de este pueblo, de este país”.

Con inusitada frecuencia estallan nuevos escándalos alrededor del Gobierno, ofendiendo el espíritu y la voluntad de los colombianos. La supuesta corrupción parece que gobierna decisiones políticas y legislativas, haciendo ilegales las reformas. Los maletines y las bolsas con dinero están presentes en todos los galimatías políticos. Este cáncer de la inmoralidad debe tener un ‘cerebro malévolo’ que posiblemente sobrepasa con creces la línea ética ‘guanumeña’ y debe ser llevado ante la ley. Todo ello hace que el Gobierno sea ilegítimo.

Hay que vencer la indiferencia. Colombia no puede perecer en manos del comunismo. Las urnas son las armas que defienden la democracia.

Noticias Destacadas

General retirado Eduardo Enrique Zapateiro.

La cura para la enfermedad será la unión

Eduardo Enrique Zapateiro Altamiranda
Luis Carlos Vélez Columna Semana

Desgobierno mortal

Luis Carlos Vélez